Salta: La historia de cómo Elena Siquila logró superarse

Una operadora de la mina Lindero contó su experiencia.

 

El destino de Elena Siquila estuvo marcado por la minería desde que llegó al mundo. Nació en el campamento minero donde trabajaba su padre don Milagro, cerca de San Antonio de los Cobres, y por su voluntad y esfuerzo hoy, 41 años después, es una destacada operadora de maquinarias pesadas en la mina de oro Lindero. El camino que recorrió no fue fácil, más bien todo lo contrario.

Gran parte de su niñez transcurrió en Tolar Grande, donde junto a su familia se trasladó por el trabajo de su papá. Allí cursó la escuela primaria, según le contó al diario La Unión de los Andes. Los Siquila luego retornaron a San Antonio de los Cobres y es cuando Elena, al no poder continuar sus estudios secundarios, optó por ingresar a la Escuela de Manualidades de esa localidad, donde aprendió cocina y corte y confección. "Eso me dio una opción para enfrentar la vida", afirmó al medio puneño.

Empezó a trabajar desde muy chica, primero como niñera y en labores de limpieza doméstica para poder costearse sus estudios de manualidades. Su primer trabajo relacionado con su capacitación fue en un ropero comunitario. Para entonces estaba en pareja y esperaba el primero de sus tres hijos. Todo parecía encaminarse a formar una familia feliz, pero se avecinaban tiempos difíciles.

A los 25 años, tras varios episodios de violencia de género de todo tipo por parte de su pareja, Elena quedó sola con sus tres pequeños hijos (dos varones y una mujer). Trabajó en un hostal de San Antonio y en un tiempo realizaba y vendía artesanías en lanas para dar de comer a sus hijos.

Por esos años pasó por un episodio que la marcó. Fue cuando su hijo mayor tuvo una complicación en su afección cardíaca y casi pierde la vida.

"Fue muy duro, pero al igual que otras situaciones vividas, esto parecía que me daba más fuerza aún. Creo que estas cosas vividas junto a mis hijos, nos daba más ánimos para seguir adelante e ir superándose", dijo la madre.

Oportunidades

Los conocimientos de gastronomía que adquirió en la Escuela de Manualidades les sirvieron para lograr trabajar en un conocido restaurante de San Antonio de los Cobres. Fue allí donde se le presentó una oportunidad. Cuenta que en una ocasión una empresa de catering fue al local para entrevistar gente para puestos de trabajo de ese servicio en empresas mineras. La contrataron de inmediato y su destino fue la planta de Mansfield en el yacimiento Lindero, de Tolar Grande. Ahí se le presentó un nuevo desafío.

Cuando la empresa minera comenzó su etapa de producción, lanzó una capacitación y convocatoria para seleccionar operarios, tanto para varones como para mujeres. Elena se anotó. "Si bien estaba cómoda en la empresa de catering, esto iba a ser un gran desafío personal, para demostrar que nosotras no solo estamos para las tareas de la limpieza o la cocina", sostuvo.

Aprobó la capacitación con una excelente calificación y fue por más al animarse a operar maquinarias pesadas, en las cuales no fue necesario mucha experiencia en conducir vehículos, sino solo ponerle voluntad e interés. Elena maneja ahora un camión de gran porte en el área de operaciones primarias de la mina.

Consultada sobre su próximo objetivo dentro de la empresa, dijo que le gustaría poder convertirse en instructora y referente de la mujer.

"De esa manera podría compartir mi experiencia y animar al resto de las mujeres de la Puna a incursionar en la actividad minera o en cualquier otra actividad, dejando de lado los prejuicios que hay sobre nosotras, sobre todo en nuestra tierra, donde el machismo, a pesar de tantas campañas, es una costumbre aceptada", sostuvo. Por lo pronto ya tiene un legado del esfuerzo en sus hijos. El mayor, Lautaro, de 21, estudia abogacía; Johana, de 20, cursa electromecánica y Gastón, de 18, está a punto de recibirse en la escuela técnica de San Antonio.

El Tribuno