La lupa en el Litio
- 26 de abril, 2021
Por: Juan José Chano
El futuro energético-productivo de nuestro país depende de “Vaca Muerta” y “Hombre Muerto”, el destino ha elegido nombres trágicos en dos regiones de nuestro país donde el hábitat es de difícil a imposible supervivencia.
En Vaca Muerta se pretende un polo de extracción de gas y petróleo no convencional, equivalente a una reserva de casi mil millones de barriles de petróleo. En Hombre Muerto integrado al resto del llamado “Triángulo de Litio”, representan el 85% del almacenamiento a nivel mundial bajo técnicas de extracción sencilla.
Por los tiempos que corren e invariablemente en las próximas décadas, el litio junto al cobalto, el coltán, el paladio y el boro aparecen como los minerales que se requerirán exhaustivamente en diferentes proyectos innovadores que se vienen desarrollando a gran escala.
Lo bueno es que nuestro país tiene una de las cuatro reservas más importantes del mundo. Nuestro vecino Chile, Australia y China son los otros beneficiados por el valioso recurso. El Triángulo del Litio se generó hace 10 millones de años, comprende principalmente al salar de Atacama en Chile, al Hombre Muerto en Catamarca Argentina y al de Uyuni en Bolivia.
Actualmente se la considera como la fiebre del "oro blanco", claro que no se da como en el Oeste Americano del siglo 19, debido a que los protagonistas que están detrás del mineral más liviano de la tabla periódica son medianas y grandes empresas internacionales. A un valor de U$D 15.000 la tonelada, el noroeste argentino escaso de otros recursos convencionales tiene en el litio enormes esperanzas de progreso.
El potencial es inmenso, las principales empresas automotrices están trabajando enérgicamente en autos a base de electricidad, el costo en una batería para un vehículo de éste tipo es uno de los más altos dependiendo de la autonomía que garantice y su durabilidad de recarga. Tesla, Toyota, Seat, Byd, Baic, BMW, Nissan, Volkswagen, Hyundai, Kia, Mitsubishi, Chery ya tienen producción y están en la carrera de conseguir baterías ionizadas con sales de litio.
También se requiere en la industria de la cerámica, el vidrio, medicinalmente, como aleación para alivianar cobre y bronce y hasta en la ingeniería nuclear. Argentina se ha transformado en el país con mayor crecimiento en la materia, pero son proyectos (salvo rara excepción) muy poco favorables para el país, justamente al parecer por ello nos estarían eligiendo .
Pero, además hay voces que se manifiestan discordantes preocupadas por el medio ambiente. La extracción de litio desde los lagos salados se realiza con químicos tóxicos y el consumo de agua dulce.
Del otro lado de la discusión, afirman que los ambientalistas dicen eso comunicándose con celulares que utilizan el esencial mineral para sus baterías. Siendo que resulta un insumo esencial para la fabricación de baterías de celulares, computadoras portátiles, autos eléctricos y otras maquinarias de la industria de nuevas tecnologías puede ser un recurso importante de ingreso de divisas para el país.
¿Pero lo es en la actualidad?
La respuesta es categórica, NO.
Porque estamos exportando litio a las potencias desarrolladas prácticamente sin regalías para el estado nacional. A diferencia de Bolivia y Chile, Argentina deja el negocio librado a la transacción entre el propietario del salar y las compañías extractoras. Las provincias tienen una participación, pero a todas luces se requiere de una legislación acorde con la circunstancia.
Los inversores exportan litio en crudo y producen las baterías en diferentes lugares del mundo con convenientes condiciones de elaboración y comercialización de sus productos. Como sucede con los commodities agropecuarios, no elaboramos el producto terminado en muestro suelo y eso no genera valor agregado.
Regular la actividad mediante una ley inteligente parecería ser una necesidad urgente. Pero, si la inversión sigue desalentada desde la macroeconomía, al parecer incorporar industria especializada en productos derivados será otra expresión de deseo. Continuaremos exportando nuestra riqueza con una contrapartida que no genera demasiadas divisas ni trabajo para los habitantes del suelo desde donde se le extrae.
El equilibrio fundamental para el balance entre el progreso económico y biosfera saludable una vez más está en juego. Ser inteligentes, honestos y proactivos es necesario, pensar bien para hacer lo mejor es indispensable.
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