Mendoza: En Uspallata; ¿Quién se ocupa de los pobres?, por Eddy Lavandaio
- 6 de febrero, 2025
El prestigioso geólogo analiza la situación de los hechos ocurridos en la localidad mendocina.

De nuevo aparecen los grupos que, por el entusiasmo que ponen, parecen ser felices oponiéndose a la apertura de una nueva fuente de producción y trabajo que ofrece numerosos buenos empleos para que los jóvenes no emigren en busca de oportunidades y para que muchos desocupados cambien sus condiciones de vida para bien de sus familias.
Como consecuencia de la evolución de la sociedad, nos guste o no nos guste, la sustentabilidad del desarrollo familiar depende de un ingreso dinerario.
Ya sea por una ganancia comercial, por algún tipo de honorario o por el sueldo de un trabajo formal, una familia necesita ese ingreso para tener vivienda, alimentación, vestimenta, salud, educación y cumplir con las demás responsabilidades comunes al grupo familiar. Hasta podríamos llegar a afirmar que tener ese ingreso es parte fundamental de los derechos humanos de los integrantes de cada familia.
Números más, números menos, las estadísticas oficiales de la Provincia indican que la mitad de la población se encuentra por debajo del nivel de pobreza. Los desocupados se cuentan por miles y otro tanto pasa con los trabajadores informales.
Por lo tanto, la creación de nuevas fuentes de producción y de empleo debería ser la ocupación prioritaria de las políticas públicas.
Sin embargo, cuando allá por el 2010 una empresa estaba tramitando un proyecto para construir una mina de cobre en Uspallata y ofrecer muchos empleos formales bien remunerados, las prioridades fueron otras.
Tuvimos oportunidad de conocer a un grupo numeroso de desocupados y trabajadores temporarios informales que esperaban conseguir un empleo, y también a madres preocupadas porque sus jóvenes hijos tenían que irse del pueblo para tener más posibilidades de conseguir trabajo.
Lamentablemente los vimos en la mayor soledad. No había funcionarios, ni políticos, ni referentes del pueblo, ni siquiera los religiosos, que tuvieran la voluntad de acompañarlos en su esperanzada espera.
Solo para dar un ejemplo de la preponderancia que daban a otros argumentos por sobre la creación de empleo, vale la pena reproducir un comentario incluido en una nota publicada el 22 de octubre de 2010 por el diario El Sol: ..."El párroco miembro de la Pastoral Social, Cristian Bassin, volvió a pronunciarse en contra de los proyectos mineros en la provincia y en defensa de la dignidad de la persona por encima de los puestos de trabajo que pueda originar esta actividad".
En definitiva, la organización y el despliegue de quienes instalaron el miedo a la minería con datos falsos y verdades distorsionadas, sumados a otros miedos más genuinos como los de ciertas personas a las que les convenía mantener una mano de obra barata y temporaria, consiguieron todo el apoyo necesario para que el proyecto se rechace y para que los pobres siguieran siendo pobres y los desocupados continuaran sin trabajo.
Quince años después la historia parece querer repetirse. En efecto, se ha vuelto a presentar un proyecto para construir la mina de cobre en Uspallata y de nuevo aparecen los grupos que, por el entusiasmo que ponen, parecen ser felices oponiéndose a la apertura de una nueva fuente de producción y trabajo que ofrece numerosos buenos empleos para que los jóvenes no emigren en busca de oportunidades y para que muchos desocupados cambien sus condiciones de vida para bien de sus familias.
Teniendo en cuenta que la legislación vigente está diseñada para que los emprendimientos mineros funcionen correctamente y con los controles que las mismas leyes imponen, es de esperar que la dirigencia en general esta vez se ponga del lado de los verdaderos necesitados, tanto de Uspallata como de cualquier otro lugar de la Provincia, apoyando la creación de nuevos empleos que signifiquen mejorar la sustentabilidad familiar de muchos mendocinos.
Eddy Lavandaio
Geólogo. Matrícula COPIG 2774A. Miembro de la Asociación Geológica de Mendoza.
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