¿Se viene un boom minero? ¿por qué? ¿cuánto dejan las mineras?
- 31 de marzo, 2025
Por Marcelo Torrez

No sólo el gobierno de la provincia ha reconocido que Mendoza perdió muchos años valiosos en el desarrollo de la minería metalífera a gran escala, una mirada con la que la política en general viene coincidiendo también por la fuerza de la más cruda realidad evidenciada en la decadencia económica, en la falta de crecimiento y generación de riqueza y particularmente por el avance sostenido de los niveles de pobreza –como consecuencia de todo lo anterior–, que han superado en algún momento el 50 por ciento del total de la población.
En la intimidad también se admite, por caso, que mientras San Juan consiguió avanzar en silencio hasta que un día sorprendió a propios y extraños emergiendo como el territorio argentino más prometedor y amable para la llegada de inversiones extraordinarias y fuera de escala a todo lo conocido, Mendoza se enmarañaba y se hundía cada vez más en una discusión sin sentido entre minería sí y minería no; y así por casi 15 años interminables.
Algo de todo eso pudo haber visto la segunda administración de Alfredo Cornejo cuando volvió al poder a fines del 2023 y desplegó una estrategia concreta para visibilizar el potencial minero de la provincia, e incluirlo como una fuente de recursos y de desarrollo complementario con el resto de los sectores productivos tradicionales.
De lo que no hay duda alguna, pareciera, es que no había mucho de qué tomarse tampoco para que la segunda gestión –inédita y nunca antes alcanzada por otro gobernador–, dejase al menos una huella como recuerdo y carta de salvación a la vez si pasar por el lado del desarrollo minero o hacer el intento al menos para ello, sumado a la herramienta del Fondo del Resarcimiento de la Promoción Industrial (ex Portezuelo) por los conocidos 1.023 millones de dólares.
Y en ese tren de ganar algo del tiempo perdido podría llegar a inscribirse el objetivo develado pocos días atrás por Cornejo para desarrollar en Mendoza un hub financiero minero con el patrocinio del Mercado o Bolsa de Toronto, el más importante junto al de Londres probablemente.
San Juan presenta a la minería en su territorio como algo tangible y presente, lejos de las promesas: “La minería es presente en San Juan”, es el título de un video institucional con el que el gobierno de Marcelo Orrego abre sus participaciones en los foros mineros de todo tipo. Allí se afirma que el 80 por ciento de las exportaciones de la provincia provienen del sector minero sin que ninguno de sus ocho proyectos de cobre hayan ingresado en la etapa de explotación todavía; también que San Juan se ha convertido en el segundo exportador de oro del país y en el primero en cales industriales; que ocupa el primer lugar en exploración minera con 225 proyectos en esa etapa y que Josemaría y Los Azules ya se encuentran con la DIA aprobada para ingresar en la etapa de construcción. Y por sobre todo, que seis de los ocho proyectos de cobre que tiene ya cuentan con una inversión proyectada para los próximos años del orden de los 25 mil millones de dólares.
Pese a la ventaja de los sanjuaninos sobre Mendoza con la exploración y las inversiones aseguradas para los próximos años, Mendoza se ve así mismo por delante de San Juan y de cualquier otra provincia minera en lo que respecta a la logística, a la infraestructura con que cuenta (deficiente, pero en mejores condiciones que el resto) y al lugar geográfico que ocupa, con el corredor bioceánico, la llegada directa a los puertos chilenos y un aeropuerto con múltiples rutas internacionales. Muchas de las empresas mineras con trabajos de exploración en San Juan tienen su domicilio en Mendoza y acá aseguran que una que vez que arranque el movimiento minero con la suma de proyectos en Malargüe y la cercana explotación de PSJ Cobre Mendocino en Uspallata, Mendoza consolidará todas esas características que la hacen preferible como sede de las compañías.
Ahora, la apuesta estaría discurriendo por el establecimiento del centro de inversiones para el desarrollo minero, una suerte de mercado de capitales a la escala de las empresas locales, para satisfacer la demanda de un sector, el de las pequeñas y medianas empresas mineras, que para la exploración no encuentran financiamiento en su proporción. Se trata de volúmenes del orden de entre 1, 1.5, 2 millones de dólares hasta 5 millones.
Para los primeros días de abril está previsto un encuentro en Mendoza con empresas de Brasil, Chile y las instaladas en el país e inaugurar un roadshow patrocinado por la Bolsa de Toronto (TSX) y explorar lo que se entiende como un ecosistema de financiación con Mendoza como líder del mismo. Se busca persuadir y dar garantías de que en la ciudad podría establecerse un buen número de bancos ya interesados, estudios de abogacía, analistas de capital y financieros, a la medida de lo que sugiere Toronto como para desarrollar con éxito un mercado de capital regional.
Toronto le dará esa oportunidad a Mendoza, luego de las conversaciones que sus referentes vienen de tener con Cornejo en la reciente feria de los primeros días de marzo. Entiende, además, que Latinoamérica está atrayendo al 20 por ciento de las propiedades mineras mundiales, con más de 400 compañías operando y un poco más de 1000 propiedades mineras, de las cuales 166 se encuentran en la Argentina.
La minería, en particular por el cobre, considerado el más crítico de todos en medio de la época de transición buscando alcanzar el 100 por ciento de energía limpia en el mundo o la meta de carbono cero para el 2050, parece haber llegado a la Argentina. Y ahora lo hace con cierta y garantizada fuerza, por dos factores esencialmente: sus recursos, no explotados en un gran porcentaje y por el deterioro económico nacional provocado por las constantes crisis y el fracaso de los modelos de crecimiento y de generación de riqueza que ha venido aplicando. Y ha ganado en interés, además, por los números que la representan y que reflejan el tipo de negocios a su alrededor.
Un informe reciente, elaborado por la Encuesta Nacional de Grandes Empresas (ENGE), dependiente del INDEC, ha dado cuenta de su impacto: de cada 100 dólares facturados por las mineras metalíferas de la Argentina, un 19,2 por ciento se remite al exterior bajo diversas formas, entre ellos a través de pagos de bienes y algunos insumos importados y otros costos, incluyendo allí los dividendos distribuidos. Pero el 80,2 por ciento restante queda en el país repartido en pagos de salarios un 15,2 por ciento; en el de proveedores locales un 40,5 por ciento y en el pago de impuestos y regalías el 11,5 por ciento.
Se trata de firmas –ha dicho el trabajo que en base al ENGE elaboraron Daniel Schteingart y Esteban Maito– “con una elevada productividad relativa –producto de que la propia rama es de alta intensidad de capital y, asimismo, esta es todavía mayor en las grandes empresas, como es el caso de la ENGE– y una importante capacidad de generar valor agregado. A su vez, la elevada productividad es una de las razones principales detrás de los muy elevados niveles salariales de las mineras en la ENGE”
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